Berry K. (25), de Maastricht, aún no ha sido condenado. Sin embargo, el mes que viene pasará exactamente un año en prisión preventiva como sospechoso de asesinato.
El 11 de marzo, Berry K., un joven de 25 años de Maastricht, mató presuntamente a tiros a un hombre de 40 años durante una transacción de drogas en Pastoor Kikkenweg. La abogada de K., Françoise Landerloo, considera inconcebible que su cliente tenga que esperar tanto para el juicio penal propiamente dicho. Dijo ayer durante la vista proforma en Maastricht que Berry sólo fue detenido sobre la base de declaraciones de testigos. "Ni siquiera existe todavía un informe de la autopsia sobre la causa de la muerte de la víctima y no hay ningún otro documento técnico. Tal vez la víctima ni siquiera fue asesinada por una bala", dijo Landerloo.
Ayer pidió al juez que levantara o al menos suspendiera la prisión preventiva de K.. Pero el juez no accedió a su petición. "La mera sospecha de asesinato no es suficiente para mantener a alguien en prisión preventiva. Pero disparar con un arma de fuego en una zona residencial durante una venta de drogas es suficientemente grave", dictaminó el juez. El alegato de Berry de que no traficará más, especialmente con el caso de asesinato en ciernes, tampoco sirvió de nada. Anteriormente, dijo que traficaba siete días a la semana.
"En 2010, también había sospechas de tráfico y posesión de armas. Dado el delito, el interés público pesa más que su interés personal", dijo el juez. El fiscal explicó que todo este caso se está alargando más de lo habitual porque la justicia tiene que esperar a los informes belgas. Éstos deberían estar listos el 23 de febrero. El día del tiroteo, en marzo, según el relato de Berry a la policía, tres belgas fueron a sacarle droga a Cadier en Keer. Cuando le metieron la mano en la bolsa de la droga, supuestamente disparó.