El acusado, que trabajaba como intermediario entre los proveedores de energía y los usuarios finales, también vendió reclamaciones inexistentes contra proveedores de energía en virtud de contratos de energía inexistentes a empresas de factoring. Preparaba facturas falsas, basadas en clientes inventados por él y con importes ficticios, para crear la apariencia de transacciones comerciales auténticas con el único fin de estafar a las empresas de factoring.
Imposición de trabajos comunitarios de 200 horas.
Para ello se tuvo en cuenta que el acusado ha estado abierto a la investigación penal desde su primer interrogatorio y que tendrá que soportar durante mucho tiempo las consecuencias de sus actos en relación con sus deudas con las empresas estafadas. Primer delincuente.