TUDDERS/SITTARD - El tribunal de Maastricht ha echado en cara a la justicia la retención de información. La justicia aún debe entregar a los abogados de los sospechosos algunas escuchas telefónicas y de mensajes de texto en el caso del asesinato con ácido.
Hace quince días se tomó declaración a los testigos del caso, que gira en torno a los iraquíes asesinados Mouhammed Al Jader y Alan Gergeri.
Sin embargo, esos interrogatorios se interrumpieron repentinamente porque, al parecer, la judicatura disponía de documentos que los abogados de los acusados desconocían.
La fiscalía (OM) se negó a añadir las declaraciones al expediente, ahora debe hacerlo de todos modos.
El fiscal David van Kuppeveld quería oír primero a un testigo bajo juramento. Temía que si facilitaba primero los documentos, el contenido pudiera llegar al testigo a través de los sospechosos, y que el testigo adaptara entonces su versión al contenido de las escuchas telefónicas.
Los abogados querían que el tribunal ordenara a la fiscalía añadir estos documentos al expediente. La petición ha sido aceptada. Anteriormente, la fiscalía había ocultado a los abogados un extenso informe sobre una operación encubierta. En él quedaba claro que el testigo más importante y, según la fiscalía, más fiable en este caso de asesinato, Paolo, trafica con armas. Un informador desplegado pudo incluso comprar un arma de fuego semiautomática del mismo tipo que el arma homicida.