Del salón de belleza al caso de asesinato

MAASTRICHT - Como falsas clientas de un salón de belleza, unas mujeres detectives han conseguido desentrañar una trama de asesinato por encargo en el sur de Limburgo.Hablando de cháchara, las damas, mientras se arreglaban las uñas y se hacían un tatuaje, consiguieron la información necesaria para resolver el asesinato por encargo del narcotraficante Ger Douven (51), cuyos restos carbonizados fueron encontrados con heridas de bala en la cabeza, el pecho y el torso en un BMW incendiado en Schinveld en marzo de 2003.

En el salón de belleza, la ex compañera de vida de Douven, Rhonda K (27), trabajaba para su amiga Tiny H. (48). Ayer, ella y cinco coacusados comparecieron ante el tribunal de Maastricht, acusados de coautoría o instigación del asesinato.

Nuevo amigo

Mientras Ger Douven estaba en la cárcel por tráfico de drogas, Rhonda había conseguido un nuevo novio. Quería deshacerse de Douven porque abusaba de ella. Además, no podía devolverle varias decenas de miles de euros, que habían permanecido fuera de la vista durante un registro policial de la casa de Douven y que ella tenía a buen recaudo para él: parte del dinero que había invertido en el salón de Tiny. Los 15.000 dólares que le quedaban, decidió pagarlos a quien quisiera quitar de en medio a Ger por ella. Ger volvería a casa, de permiso de la cárcel.

A través de Tiny y de su hijo Roy H. (31), se reclutó al sargento de artillería Harold R. (38) con su novia José P. (41). Tras su detención en Bosnia, R. confesó detalladamente cómo Ger Douven fue incriminado, asesinado y quemado el 12 de marzo de 2003.

Con Rhonda y José, condujo hasta una zona rural justo en la frontera alemana. Pararon el coche. Rhonda llamó a Ger con la excusa de que tenía problemas con el coche.

El sargento R. se escondió entre los arbustos de una alcantarilla junto a la carretera con dos pistolas. Cuando Ger llegó e intentó asomarse al compartimento del motor, el sicario emergió. La situación se convirtió en un forcejeo en el que R. disparó, pero durante el cual Douven logró escapar. Según R., bij, a pesar de tener un tobillo roto, ya había huido cuarenta metros cuando consiguió dispararle después de todo. Luego remató la faena con un disparo en el cuello.

Harold R. ayer: "A José y a mí también nos habían presionado. Se había dicho que Rhonda también tenía a otra persona que quería hacerlo, y nosotros con ella". José, sollozando: "No queríamos hacerlo en absoluto. Habíamos acordado que sólo fingiríamos".

"Pero cuando Harold le hizo señas esa noche: 'Ahora va a suceder', ella no se tambaleaba, ¿verdad?", preguntó el presidente del tribunal, el Sr. A.M.A. Eijk. José: "Le quería. No quería perderle. " El presidente: "Al hacerlo, usted se suicidó. Y también te habías ocupado del arma de fuego, ¿verdad?".

El proceso continuará los días 7 y 9 de marzo.

En los medios de comunicación
con causas penales en curso

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