MAASTRICHT/HEERLEN - Un hombre de 25 años de Heerlen fue condenado ayer en el tribunal de Maastricht a 18 meses de prisión, seis de ellos en suspenso, por el sonado atraco a la joyería Jambroers en Vrieheide.
El robo del 1 de noviembre no pasó desapercibido en el barrio Vrieheide de Heerlen. Unos jóvenes en patera habían emprendido la persecución del joyeroJambroers en el exterior, después de que éste se cayera en la calle. El atracador M.E. (25) consiguió escapar por los campos de deporte y después había corrido a casa de su madre, según declaró ayer ante el tribunal. Allí se había cambiado de ropa. Su madre quedó más tarde muy conmocionada cuando vio imágenes suyas en la televisión. E. se entregó. Había consumido muchos "medios litros de cerveza" cuando llegó a su acto. Como E. dijo que le había recomendado otro joyero, Jambroers, que siempre tenía la puerta cerrada, le dejó entrar. Allí, dio un empujón al joyero y se largó con las joyas. El tendero cayó en una vitrina y resultó herido.
El fiscal Martin Scharenborg consideró probado el robo con fuerza, pero cuestionó la sentencia y las circunstancias personales. Las cosas fueron de mal en peor para el joven de Heerlen en los últimos años. Empezó a beber y a consumir cocaína ocasionalmente. Con el tiempo, perdió su trabajo, a su chica y su casa y a veces pernoctaba en albergues diurnos y nocturnos.
El abogado Serge Weening argumentó que nunca antes se había robado a un joyero con tan poca violencia y sin armas en los Países Bajos. Consideró los hechos lo suficientemente graves como para pedir 18 meses de cárcel, seis de ellos en suspenso. Normalmente, dijo, un robo tan violento a un joyero se castiga con dos o tres años. Además, E. había expresado generosamente su arrepentimiento, aunque no a su víctima, sino sólo en una carta dirigida al tribunal. También anunció su intención de pagar daños y perjuicios si recuperaba el trabajo en la construcción.
La reclamación de 18.000 euros del joyero por daños y perjuicios fue declarada inadmisible porque la fundamentación era demasiado sumaria. El agente sí quiso que se privara a E. del producto del robo, 2.400 euros. Veredicto en marzo.